Pequeño vendedor
Allí estaba sentado yo, en la plaza Alfredo Sadel, viendo cómo pasa el primer sábado del año, poco que reportar, parecía un domingo aburrido donde nadie quiere salir de su casa, no había tráfico, poco ruido y algún caminante arrepentido con un clima que no termina de definirse. Era uno de esos días que te permite observar, y yo tampoco estaba apurado, buscaba algo interesante para hacer una foto, y así de la nada, lo veo a lo lejos viniendo hacia mí, un menor de la calle con cara seria, parecía arrecho, arrecho con la vida, con la gente con todo el que lo ve e ignora una situación tan triste. Decidí seguirlo con la mirada, quería hacerle una foto, calculo que tendría unos 10 años, llevaba una camisa curtida que le quedaba grande, un short, unos zapatos de vestir muy ruñidos y cinco galletas Susys en la mano, se detuvo a una distancia prudente a observar que estábamos haciendo, lo miré fijamente y me dijo: -¿Qué te pasa, estás enamorado? Sonriéndole le contesté: -¿Qué te pasa, estás arrecho? Se quedó callado, me miró y creo que le inspiré confianza, se sentó a mi lado y empezamos a hablar. El menor: Lo que estoy es obstinado, quiero vender esta mierda para irme a bañar y cambiarme. Yo: ¿A cómo las vendes? El menor: 2000 por las 5, cuestan 3500 todas, pero las vendo así porque quiero lucas. Yo: ¿Y tú dónde vives? El menor: en la calle, antes vivía en El Valle, pero me fui de ahí, ahora estoy aquí en Las Mercedes. (Sinceramente por dentro yo estaba destrozado, impotente y con un nudo en la garganta). Yo: No te puedo comprar todas, véndeme una y nos las comemos los dos, ¿Fuego? El menor: No el mío, esas las vendo yo rápido pero todas juntas, me voy, hablamos… (Se paró y empezó a seguir su rumbo) Yo: Epa y cómo te llamas tú. El menor: hahaha a pues pa que quieres saber Agarré mi cámara y cuando traté de tomarle una foto se escondió detrás de un muro, escuché su risa mientras me decía; “si eres mochador vale”, que sensación tan extraña sentía yo, también reí con él, se asomó poco a poco y le hice la primera foto, se escondió otra vez, y en esa estuvimos, tres fotos logré hacerle, le dije ven para que las veas, y tras un largo silencio me asomé en su escondite y ya se había ido, supongo que no quería verse en esa situación, al final de cuentas yo quedé como un mochador.